domingo, 5 de diciembre de 2010

15. No quiero perderte#

   Hoy era noche buena. Hacía dos días que mi tío había vuelto. Estaba muy contento, era increíble. Hoy, después de tantos años, al fin podía comer en familia, aunque sea solo él, me bastaba.
   Desayuné unas tostadas con mantequilla y mermelada. Era muy pronto, las nueve y media. Cogí el mando de la tele después de guardar el desayuno y encendí la tele. Puse Disney Channel, me daba pereza buscar algo... Phineas y Ferb; decidí verlo. De repente, vi que mi móvil se encendía una luz y se apagaba.
   -Un mensaje o una llamada perdida. -pensé. Me arrimé a él, era un mensaje; era de Lucas. Lo miré:
   -Hola cariño. Bueno, estas vacaciones mis padres han decidido irse a Los Ángeles, me voy dos semanas. No te preocupes que volveré sano y salvo. Bueno mi vida, te quiero mucho. Supongo que cuando leas este mensaje, yo ya me habré ido, el avión salió a las once. Un beso.
   Miré el reloj, las diez menos veinte. Podía coger la moto de mi tío para ir un momento al aeropuerto. Llegaría en quince minutos, estaba muy cerca. Tenía que ir, tenía que verle al menos para no echarle tanto de menos.
   Sin pensarlo dos veces, me vestí y cogí la ropa. Me dirigí hacia la moto y la encendí.
   No pasaron ni quince minutos y yo ya estaba allí. Aparqué y me dirigí hacia la puerta principal.
   -Mierda, se me había olvidado que el aeropuerto era enorme-
   Miré los vuelos, busqué y busqué. ¡Solo tenía media hora! Entre que ellos embarcaban y todo...
   Subí a la terminal y pregunté sobre los vuelos. Me dijeron todos. Localicé el vuelo de Lucas y su familia. Bajé corriendo, intentando no perder ni un segundo más.
   Llegué, pero había mucha gente... Entonces, localicé ese pelo, ese pelo dorado y su voz. Me acerqué con rapidez, aunque también con sigilo.
   Estaba detrás de su espalda. Le rocé, se giró. Se quedó atónito al verme. De repente me besó.
   -¿Celine qué haces aquí?
   -No podía dejar que te fueras sin verte... -susurré. Me besó dulcemente, en ese momento para mí todo desapareció, no había nada ni nadie. Hasta que se separó de mí, su madre, su padre y creo que era su hermano pequeño... me miraban.
   -Hola... -dije avergonzada. Todos me sonrieron.
   -¡Hola! -dijeron a coro.  Lucas sonrió.
   -Mamá, papá, Dani, ella es Celine. Mi novia.
   Su madre se acercó a mí con una sonrisa.
   -Hola  Celine, yo soy Diana. Encantada. -dijo dándome dos besos. -Él es Jack. -dijo señaládole, se acercó a mí y me dio dos besos. -Y él, es el más pequeño, Dani. -le sonreí, era muy tímido, solo me miraba.
   -Mamá, ahora vengo. -dijo cogiéndome del brazo.
   -Vale cariño, no tardes.
   Nos fuimos un momento a un sitio donde sus padres no nos verían. Me miró y me abrazó.
   -Me alegra que hayas venido.
   -Y a mí. -dije dándole un beso.
   -Toma ésto, es un regalo, es para que me recuerdes en todo este tiempo. -era una pulsera de plata, preciosa. Demasiado preciosa.
   -Oh dios cariño, ¡me encanta! Pero... no puedo aceptarla, sabes que siempre me acuerdo de ti, así que...
   -Lo sé. Pero quiero que la tengas, enserio. -le vi muy entusiasmado, no podía decirle que no.
   -Vale... Te quiero.
   -¿Cuánto?
   -Muchísimo, haces cómo si pudiera volar entre las nubes.
   -Te amo mi vida. -nos besamos y me despedí. Me fui hacia la moto y volví a mi casa. Volví a encender la tele, otra vez Disney Channel, pero esta vez no había Phineas y Ferb, sino Sunny entre estrellas. No me gustaba mucho, pero con tal de ver algo...
   Miré mi pulsera, me encantaba, Lucas era tan... detallista, le necesitaba.

   Ya eran las tres, ya había comido. Hoy Jared venía a mi casa igual que Marc. Ellos siempre habían sido amigos, pero... Marc no pudo soportar lo que me había hecho... Aunque le supliqué que le perdonara y en efecto, lo hizo.
   -Ring. -tocaron al timbre.
   Abrí.
   -Hola chicos. -dije dándoles un beso. Entraron, pusimos de nuevo la tele, pero esta vez íbamos a ver una película. -Harry Potter y las Reliquias de la Muerte-
   Nos sentamos y empezamos a ver la película. Yo solo había visto las dos primeras de Harry Potter, así que lo más probable era que no me enterase de nada, pero a ellos les hacía ilusión...
   -Chicos, he traído palomitas, las pongo en el microondas ¿vale? -dijo Jared, asentimos. Se fue a la cocina.
   -Ha cambiado... -dijo Marc.
   -Lo sé. -de repente quise llorar, una pregunta invadió mi mente; ¿Por qué no era así cuando estaba conmigo, cuando lo necesitaba?
   -Celine, él aún...
   -Marc por favor, ¡calla! -dije odiándome cada  vez. Me hizo caso, se calló, le sonreí, aunque él más que nadie sabía que no estaba bien.
   Hoy todo me afectaba, Lucas se iba una semana y mi ex era perfecto ahora... ¿qué más podía pedir?
   Vino con las palomitas, las puso en medio y fuimos cogiendo. La película era interesante, aunque no me enterase de mucho, Lucas y Marc hacían el pallaso, eran estupendos. Me alegraba que volviesen a ser tan amigos, antes eran como uña y carne... yo les uní.
   Terminó la película, me dio mucha pena, Dobby me encantaba... y el pobre había muerto.
   -¿Qué, te ha gustado la película? -dijo Jared dándome una palmada en las piernas.
   -Sí... teníais razón, está chula. Ei, ¿y si jugamos a la wii? -dije con una sonrisa.
   -¡Venga! -dijo Jared.
   Encendí la wii y puse el monopoli. Empezamos a jugar.
   Fue muy divertido, Jared no paraba de hacer el tonto con la máquina, todo eran risas.
   Alguien entró por la puerta, era mi tío.
   -Hola chicos.
   -Hola Lenny. -dijimos a coro. Seguimos jugando.

   -Chicos, son  las nueve, me tengo que ir. ¡Ya nos vemos! -Marc se levantó y se despidió, Jared y yo nos quedamos jugando, hasta que nos cansamos y la apagamos.
    Nos quedamos mirando, Jared me sonrió. Era imposible, su sonrisa me iluminaba, quería abrazarle, besarle... Pero sabía que no podía, que tenía novio, que él me había echo daño.
    -Celine yo... tengo una cosa para ti. -dijo mirándome a los ojos, le miré desconcertada, se levantó y se fue a su bolsa, cogió un paquete. Estaba envuelto en papel de regalo, me lo dio, lo cogí. Al abrirlo, vi una caja en la tapadera estaba una foto, salía yo abrazándole y mirándonoos a los ojos, la abrí, dentro de ella había fotografías nuestras, habría unas cincuenta, después había una pulsera y una carta. Cogió la pulsera, me la puso, era preciosa, estaba ceñida de rosa palo y negro, me encantaba, en el centro ponía "Celine". De repente me entraron ganas de llorar, esas fotos eran preciosas, todo lo que había en su interior, no podía evitarlo, quería besarle, dejarle sin aliento, quería poder decirle: te amo. -cogí la carta.-
   -¿La abro?
   -Sí...
   La leí en voz baja;
   Celine, bueno... para empezar, te lo diré todo por aquí, ya que a la cara no puedo. Mira, sé que he sido un idiota, sé que me he pasado, sé que te hice daño, sé que he sido un cabrón... y que no me voy a perdonar por  lo que te hice y por hacer esto, por decirte todo lo que siento... Pero, no puedo callarme más, tengo que explotar, sé que si no lo haré, me iré sin poderte decir todo lo que pienso, todo lo que siento... Comenzaré por lo primero. Te quiero, sí, lo sé... parezco tonto y en efecto, soy tonto. Pero, te quiero, necesito decírtelo ya que no hay nada más que callar... Seré brebe, desde el comenzamiento, fuiste mi vida, después... las cosas se complicaron, mi hermano cayó en las drogas, solo me quedabas tú y... te perdí. Es verdad el dicho ese que no te das cuenta hasta que lo pierdas; yo seguí y seguí, hasta que te perdí y ahí, me di cuenta. Yo... no sé que hacer, lo siento por todo, siento haber sido un inmaduro. Y no quiero estropearte la vida, no quiero joderte y... he decidido irme de nuevo, voy a estudiar a otro país, otro lugar, no quiero que por mi culpa cambies de rumbo. Tú eres feliz con él y no voy a interponerme, pero... si algún día cambias de opinión, si algún día quieres verme, solo llámame, yo estaré siempre ahí, aunque todo cambie.
   Cuando terminé de leerla, se me cayó una lágrima, le quería. No podía permitir que se fuera, necesitaba que estubiera a mi lado.
    Las lágrimas comenzaron a caer por mis pómulos, me miró. Me quitó las lágrimas con su dedo índice, me abracé a él, necesitaba estar a su lado, besarle. Estábamos pegados, demasiado juntos, le abracé por la cintura nos separamos, le miré a los ojos, le besé. Nos besamos.
   -Jared yo... te quiero.

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