sábado, 30 de octubre de 2010

12. La gran verdad

   Hoy faltaban cinco días para que terminase el instituto, las vacaciones de navidad iban a comenzar. Éstas iban a ser mis navidades, esta vez no estaría sola.
   Me levanté con un poco de sueño, era Lunes, el horario era un poco mierda, pero, iba a ser divertido, nos saltábamos dos horas para decorar cosas de navidad, hay veces que es mejor volver a la infancia.

   Llegué al instituto más temprano de lo habitual, faltaba media hora para que tocara el timbre. Sí, un poco pronto, pero, no era la única, alguien estaba sentado en el banco del fondo de la primera planta. Me acerqué, Marc.
   -¡Marc! -exclamé, me miró sonriente, vino y nos dimos un abrazo.
   -¿Vamos al patio? Será más divertido.
   Asentí.
   Llegamos en unos minutos, estaba desierto, no había nadie. Nos sentamos en un banco que había por ahí y empezamos ha hablar, fue divertido volver a reír con él... Hacía tanto tiempo que no quedábamos a solas como amigos... Le echaba de menos.
   -Marc, ¿tu sabes lo de...? -le pregunté... Necesitaba contarle a alguien lo que había pasado con Jared, tenía miedo y si no me desahogaba, iba a explotar.
   -Lo de... -dijo para que yo continuara.
   -Lo de Jared...
   -Que te...
   -¡NO! -dije intentando no recordar esa imagen.
   -¿Entonces? Celine, Jared se fue lejos, muy lejos... No temas, el no va a volver, y respecto a lo que pasó... Sabes que es un cabrón.
   -Vas equivocado Marc...
   -¿A qué te refieres?
   Se lo conté todo, todos los detalles, lo que sentía, mi miedo... Le costó un poco asumirlo todo de golpe, pero... pudo decir algo.
   -Celine, no tienes que tener miedo del pasado... Tú y yo sabemos muy bien lo que hizo, se pasó... Pero, no te va ha hacer nada, ¿o vas a pasar toda tu vida con miedo siempre que te encuentre o que le veas? -dijo.
   -No... pero es tan... complicado. -expliqué.
   -Lo sé, pero, si tienes miedo, es peor.. Enserio Celine, no pienses en lo que pueda pasar, piensa en que tienes a Lucas... porqué le quieres y él... -hizo una pausa.- te quiere.
   Sonreí. Al cabo de unos minutos sonó el timbre, nos adentramos a la clase.
   La profesora de biología nos dejó su clase para decorar todos los preparativos, iba a ser una gran fiesta. Los profesores tenían pensado reunir a todos los grupos de cuarto de ESO y de batxiller para hacer una fiesta, iba a ser en el gimnasio, pero iba a ser las típicas fiestas que salen en las películas, esas que salen las chicas guapas con fabulosos vestidos y con elegantes parejas de bailes. Sí, así iba a ser la nuestra. Después, una parte la usaríamos para los de cuarto, que tenían que graduarse para pasar a batxiller, todo iba a ser estupendo, estaba claro.
   Llegó la hora del patio, Lucas estaba en el patio, pero Noelia y yo nos fuimos por los pasillos para vender papeletas, cuantas más comprasen, más barato sería todo... Nos compraron ochenta en total, estaba perfecto, habíamos recaudado bastante dinero, así que fuimos al despacho de la directora y le dejamos el dinero. Mientras bajábamos las escaleras, Tania apareció. Tania era la típica pija, que sus amigas le reían las gracias, nunca hacía nada sin su grupito. Le gustaba humillar y reirse de los demás, y sobre todo, de mí, le gustaba ponerme en evidencia, pero hacía un mes que no venía, se había ido de viaje con su família.
   -Hola Celine. -dijo con un tono superior.
   -Mmm... ¿hola? -le vacilé. La intenté esquibar, pero se puso por medio, Noelia, que la odiaba la apartó de un empujón, casi se cayó por la escalera.
   -Eh, tú niñata ¿te he hecho algo a ti? -dijo refiriéndose a Noelia. Ella negó con la cabeza, pero se apartó un poco.
   -Bueno, lo siento... -dijo Noelia entre risas.
   -Así me gusta.. -dijo ella. Noelia y yo nos miramos, lo entendí todo con una mirada.
   -No. -continué yo. No lo siente por el empujón, lo siente por que tengas que tener un pelo tan desastroso.
   -Já, ¿yo? -se burló. -Y el tuyo que es un estropajo -me respondió.
   -Pues por eso lo siento, porqué ahora te parecerás a mí. -y acto seguido le cogí del pelo y se lo despeiné todo, Noelia que tenía una botella de agua, me la lanzó y se la tiré a la cabeza. -Ahora nos parecemos, ¿verdad? -me burlé. Ella se fue a agarrar de mi pelo, pero de repente Lucas apareció y la paró. Como no, él era mi heroe.
   -Quieta señorita, será mejor que se vaya si no quiere tener problemas. -me defendió.
   Tania bufó de rabia y se fue.
   -¡Esto no quedará así! -nos amenazó mientras nos daba esquina.
   -¡Ps ok! -dije poniendo el dedo pulgar hacia arriba como diciendo "bien".
   -Chicas, ¿no os han enseñado que meteros con los demás no está bien? -dijo Lucas.
   -Sí, pero ¡ella empezó! Es una idiota. -bufó Noelia.
   -Ya lo sé, si erá broma. --dijo cogiéndome de la cintura y besándome el pelo. Me di la vuelta buscando sus labios, los besé. Pero Noelia me ladeo el brazo.
   -Chicos, sé que os queréis mucho y todo eso, pero.. vamos a llegar tarde.
   Tenía razón, aunque no me gustó nada que me cortara el royo, pero nos cogimos de la mano y nos fuimos hacia la clase y seguimos con los preparativos.

   Al terminar las clases me fui a casa. Al llegar, mi tío estaba dentro, hablando con alguien en la cocina. Me dirigí, de repente, empecé a temblar y me entraron ganas de llorar, quise huír, salir corriendo, dar media vuelta y desaparecer; Jared estaba con él.
   Cerré los ojos, intentando no pensarlo ni recordarlo, hice creerme que era un sueño y que él no existía. Pero no, todo era real, Jared estaba ahí, hablando con mi tío, reían juntos y yo, quería llorar. Pero recordé lo que me dijo Marc: "Celine, no tienes que tener miedo del pasado... Tú y yo sabemos muy bien lo que hizo, se pasó... Pero, no te va ha hacer nada, ¿o vas a pasar toda tu vida con miedo siempre que te encuentre o que le veas?"
   Así que hice una sonrisa corta y saludé, sí, a los dos.
   -Hola Lenny. -hice una pausa, ¿de verdad tenía que saludarle? Suspiré. -Hola Jared. -dije finalmente, el sonrió.
   -Hola cariño, ¿has visto que sorpresa? Estaba en el centro comercial y me lo he encontrado, le he dicho que venga, no quería... Pero lo conseguí. -dijo con una sonrisa.
   -De verdad, no hacía falta, si tengo muchas cosas que hacer, lo mejor será que me vaya ¿no cree? -dijo Jared. ¿Cómo? ¿Se había negado a venir? ¿Se había negado a verme? Y lo más raro... ¿quería irse ahora que estaba yo?
   De repente, un rayo retumbó la casa y empezó a llover.
   -Tranquilo hombre, quedate en casa, ¿no ves la que está cayendo?
   Era verdad, de repente había empezado a llover y a tronar, era como si querían que él se quedara.
   -Ya... pero bueno, me abrigo y voy para el metro, cojo el tren y en media hora o así estoy en mi casa. -dijo.
   -No, te vas a costipar, yo ahora me tengo que ir ha hacer unas cosas, quedate en casa con Celine y en dos horas o así, cuando vuelva te llevo a tu casa, ¿te parece?
   -Solo si Celine quiere... -dijo él. Me quedé en blanco, no pensé que iba a tener que dar opinión... Pero, de repnete una idea se me pasó por la cabeza.
   -Pues claro, quédate, que hace tiempo que no nos vemos. No hay problema tío, que se quede, cuando vuelvas te lo llevas. -dije mostrando una de mis mejores sonrisas. Jared se quedó confundido, pero sonrío.
   -Pues ya está, luego te vengo a buscar, que tengo prisa, cuidaros chicos. -me dio un beso en la cabeza y se fue. Justo cuando la puerta se cerró, mis ojos se fijaron en Jared, él estaba extraño, distinto, no parecía él... Parecía, el chico que conocí en el campamento, sincero, con una sonrisa espectacular, feliz... Pero, seguro que todo era una máscara.
   -Enserio Celine, si querías decir eso porqué estaba tu tío, ya puedes echarme, si quieres que me vaya me voy ya. -dijo él mirando el suelo.
   -¿Por qué iba a querer que te fueras? Quédate hombre. -hice aciéndome la loca, eso lo dejó aún más confundido.
   -¿Celine, estás bien? -dijo extrañado.
   -Mejor que nunca, ¿por qué lo preguntas?
   -Porqué tú me odias... ¡No lo niegues! ¿Por qué querrías estar en tu casa conmigo?
   -Vale... me has descubierto, si he dicho que sí es porqué no voy a dejar que te vayas de rositas. Joder Jared, te has pasado conmigo, me has utilizado, te has reído de mí, y ahora... ¿decides volver y hablar conmigo? ¿Y sabes lo irónico? ¡Qué yo dejé que te fueras, yo dejé que hicieras lo que te daba la puta gana conmigo, que dejé que me pisaras día sí y día también, que dejé que tú me usarás! -le solté, una lágrima me recorrió la mejilla. Jared miró el suelo. ¡Estaba llorando! ¿Se estaba haciendo la víctima? Por muchas lágrimas que derramase me iba a dar igual, él jugó conmigo, me utilizó... ¡Me usó! ¿Porqué tenía que llorar él si la que había sufrido era yo?
   Demasiadas preguntas en muy poco tiempo, de repente, caí al suelo, fue necesidad...
   -Celine, sé que lo que te voy a decir no va a cambiar nada... Ya que he sido un cabrón... pero, lo único que se me ocurre es... Lo siento, siento haber sido tan cobarde y haber huido, sin darte explicaciones, siento todo lo que te he hecho, siento haber seguido contigo sabiendo que yo iba a cambiar, pero... te quería tanto.
   -Já, que risa, ¿tú me querías? ¡Tú nunca me has querido! Y sí, un lo siento no va ha cambiar nada, ¿crees que puedes venir de rositas y querer hablar conmigo por qué sí? Tú vas muy mal por la vida.
   Se agachó hasta que nuestras miradas se cruzaron, intenté evitarla, pero el me cogió la cara... Decidí mirar a otra dirección.
   -Celine, no me lo hagas más difícil... mírame.
   -Ah vale.. ¿ahora soy yo quién lo hace difícil? ¡Si es que tiene gracia la cosa!
   -No... mira, sé que nunca vas a perdonar lo que hice. Sé que te he hecho daño y he sido un cabrón y también sé que por mucho que yo lo sepa, no cambiará nada, yo... solo quiero que seas feliz y que sepas que por muchas cosas que hayan pasado yo... aún te quiero.
   Se sentó en el sofá y cerró los ojos, por un momento, creí que decía la verdad... Pero, ¿de qué servía ya? Contemplé un momento a Jared, se había tapado los ojos, estaba llorando y yo, no lo pude evitar, empecé a llorar en silencio, intentando que él no se diera cuenta, fue un intento fallido. Me miró como cuando alguien pierde a una persona, esa persona que quieres, y que sabes que no la tendrás. Pero de repente, una pregunta rondó por mi cabeza hueca, y, por mucho que me doliera, tenía que preguntársela.
   -Jared. -logré pronunciar. Me miró con un gesto de esperanza. -¿Por qué lo hiciste? -dije. Fue como si me clavaran un puñal, sentí un dolor en el pecho que no me dejaba respirar, y unas ganas de llorar inmensas.
   -Yo... Bueno, verás. Mi hermano se había metido en las drogas, sí, Nicholas se había vuelto diferente. Él solo veía como vida a las drogas, solo vivía por ellas, yo, que tanto le quería, le impedí eso, pero no me escuchó, quiso creerse el grande, quiso jugar con su vida... Por eso dejaste de verme, tubo un accidente, quedó en coma, yo estaba hundido, destrozado, empecé a beber y a beber, no quería vivir... Y... pasó eso.
   Me quedé helada, Nicholas era el hijo perfecto, siempre hacia lo que le decían, era el gran hijo, era a una de las personas que más apreciaba. Siempre me acordaba de lo mucho que se querían Jared y él, eran como uña y carne. Para Jared él era más que un hermano, más que una persona a la que admiraba... 
   -¿Por qué no me lo constaste? -dije indignada.
   -No tuve el valor Celine, yo solo quería desaparecer, morir. Yo solo quería le quería recuperar y cada vez estaba más lejos. -empezó a llorar. -Y entonces, me acordé que te tenía a ti, me acordé que aun podía ser feliz y... te fallé. Por eso me fui, porqué no quería ver a la persona que más quería con alguien como yo, y... encontramos un lugar para tratar a mi hermano, un lugar lejos de aquí, y por eso, huí. 
   -Jared, mis padres murieron, y por eso, no me metí en las drogas. Jared, yo perdí a las personas que más quería, me fui a un orfanato, te perdí a ti, me quedé sola, totalmente sola ¿y sabes que hice?
   -No...
   -Seguí adelante, odié cada día que pasaba y no os tenía, los odié a muerte, pero, los seguí, sabía que era duro pero... No podía hacer nada... 
   -Celine, por eso me enamoré de ti, porqué eres fuerte, luchas por lo que quieres y no te rindes, eres capaz de soportar una tormenta, eres la luz de mi vida, por eso regresé porqué me di cuenta. 
   De repente, fue como si mi corazón se rompiera en mil pedazos, escuchar eso de Jared me mataba, ¿por qué tenía que saberlo todo ahora?
   -Jared, yo... tengo novio. -dije mirando el suelo, como si fuera algo malo.
   -Lo sé... y no te pido que le dejes, solo que... comprendas el porqué, nunca te lo expliqué... Necesitaba contártelo, necesitaba que lo supieras y... lo siento de nuevo. 
   Me quedé helada, Jared tenía ojos sinceros, no mentía, le conocía perfectamente... De repente, me entraron ganas de abrazarle, no las evité, le abracé y le acaricié el pelo, cómo cuando un niño pequeño pierde a su madre.
   -Jared, yo... nunca olvidaré lo que hemos vivido, ni tampoco olvidaré lo que me has hecho pero... del pasado se aprende, y no puedo castigarte más, porqué no soy así. Sé que no debería pero quiero... y, sí, te... -hice una pausa, ¿lo iba a decir? -te perdono. 

viernes, 29 de octubre de 2010

11. La película de miedo.

   Dicen que después de una gran caída, todo cambia. Que después de la tormenta, aparece el sol... Yo sinceramente, creo que si algo pasa, es porqué tenía que pasar. Sí te duele, no es un castigo, sino una enseñanza. Que aunque la vida te de las mil para llorar, tú le demuestras que tienes mil y una para sonreír. Porqué, por mucho que quieras llorar, nada cambiará, porqué aunque grites, sabes que nadie te escucha.

   Me desperté aquella mañana pensando en que iba a hacer hoy, recordando cada detalle que existe en mi mente. Miré el reloj, las ocho y veinte. Muy pronto. Hoy era día dos de diciembre. Era fiesta. Decidí levantarme, era mi tercera noche en mi nueva casa. Todo era distinto, diferente... Echaba de menos las risas con Laura, pero, a la vez, todo era genial.
   Hoy mi tío tenía que irse a una reunión muy importante, iba a estar sola en mi casa hasta mañana por la tarde, así que decidí llamar a Noelia, Marc, Lucas y Laura, sería genial si hoy hacía una fiesta pijama con ellos.
  
   -¿Lucas? -dije a través del teléfono.
   -Sí, hola cariño. -respondió él.
   -¿Te vienes hoy a mi casa? Es una fiesta pijama. Lenny se va, y he invitado a Marc, Noelia y Laura, bueno, Marc y Laura vendrán, Noelia no lo sé... ¿tú te vienes?
   -Claro, me alcilo pelis de miedo, ¿te parece?
   -Buena idea, pero solo con dos condiciones. -dije jugetona.
   -¿Cuálas? -preguntó con el mismo tono.
   -Te sientas a mi lado para verlas, y tienes que dormir conmigo. -dije, una risita se apoderó de mí.
   -Pues claro.
   -Pues hasta entonces, a por cierto, a las dos y media en mi casa. Te quiero.
   -Te quiero.
   Colgué, ahora solo faltaba llamar a Laura.
   -¿Laura?
   -¡Hola!
   -¿Te vienes hoy a mi casa a dormir? Voy a hacer en mi casa una fiesta pijama con Marc, Noelia y Lucas. 
   -¡Vale! -dijo con una gran energia.
   -Oye, tengo una idea. ¿Quieres que venga Christian? Marc y él son muy amigos, a ver si se lleva bien con Lucas ¿no?
   -Vale, perfecto, pero iré a las cuatro o así ¿vale?
   -Sí, hasta entonces. Cuidate.

   Encendí la tele, echaban una de mis películas favortias; ¡titanic! Era la primera película que me emocionó de pequeña, siempre me acordaré que, cuando la descubrí, estaba con Noelia, me vicié a esa película, siempre que estaba con ella, le suplicaba que me la pusiera... Ella, siempre me concedía el favor, pero, de tanto verla, ¡la llegó a odiar! En cambio yo, la llegué a adorar.
   Empecé a verla, estaba en la parte cuando Jack y Rose están en la fiesta de tercera clase. Me parecía muy injusto que todo tubiera que estar clasificado, ¿acaso hará algo más por tener dinero? Sí... comprar cosas, pero, he descubierto, que la mayoría de gente rica, es borde, ignorante, arrogante... Es alguien que se cree superior por lo que posee, y así, le hace inferior.

   Llegó la hora de la comida, tenía poca hambre, así que me hice un sanwitch de queso y jamón york. Lo comí y decidí subir con el ascensor a la tercera planta; era enorme, había tres habitaciones, de las cuales, una de ellas estaba llena de mesas, con ordenadores, era más bien un despacho. La otra estaba con dos camas y un mini salón, era preciosa, era más pequeña que mi habitación, pero seguía siendo preciosa. Me di cuenta, que aun había una escalera, decidí subir, había una puerta, me recordó a las típicas películas de miedo, cuando alguien entra a un desván y está lleno de trastos... Pero, esta vez fue diferente. El desván era precioso, estaba iluminado con una ventana que había encima del techo, dentro de él había un gran piano, era precioso. Yo sabía tocar el piano, de repente me acordé de cuando era pequeña, cuando iba con mi abuelo, él me enseñó a tocar. Siempre que estaba con él, componíamos canciones, era muy divertido. Pero, con nueve años, decidió enseñarme Sonata Claro de Luna- Beethoven. En unos meses la aprendí, pero al cabo de medio año, la supe tocar sin faltas, esa canción era mi favorita, me inspiraba la tristeza y el miedo. Pero, a la vez la valentía. Era una canción que siempre había adorado, hasta que, mi abuelo murió, dejé de tocar el piano, tenía trece años. Mi abuelo era muy importante para mí, perderle fue como arrancarme gran parte de mí, por eso, decidí dejar de tocar el piano, ya que siempre que veía uno me recordaba a él. Hoy, era la primera vez, que veía uno, después de cuatro años. Pero le iba ha hacer frente, decidí coger unas hojas que tenía en mi cuaderno, hay tenía muchas canciones que me enseñó.
   Bajé corriendo las escaleras, llegué a una mochila, dónde estaba mi gran cuaderno, lleno de canciones, volví a subir y me senté frente al piano, cerré los ojos, recordando el rostro de mi abuelo.
   -Si lo hago, es por ti. -susurré. Sonreí y empecé a tocar la quinta sinfonía de Beethoven. No me salió muy bien, pero, algo era algo. Es verdad eso que dicen, nunca olvidarás tocar el piano, es como montar en bici, una vez que se aprende, no se olvida.

   Ya era la hora, bajé al comedor y encendí la tele, aparté los sofás y puse unos cuántos colchones grandes y muy cómodos, todo quedó perfecto, coloqué las palomitas en el microondas unos minutos y tocaron el timbre. Noelia fue la primera en llegar.
   -¡Hola! -dijo nada más entrar por la puerta. -Marc está de camino, ahora vendrá. 
   Cerré la puerta, solo pasaron treina segundos y volvieron a tocar, Marc.
   -Hola Marc. -dije dándole dos besos.
   -Hola Celine. Tóma, traigo estas patatillas. -dijo dándome una bolsa. Noelia también llevaba una.
   -La mía es de bebidas. -dijo con una sonrisa.
   -Gracias chicos, bueno, voy a colocar las cosas. 
   Noelia se quedó mirando la casa sorprendida.
   -Es muy grande. -dijo.
   -Lo sé... tres pisos y un desván. ¡Hay ascensor! -dije.
   -Ya me doy cuenta. -dijo entre risas. 
   -Es súper grande, creo que sobra espacio para dos personas... -dijo Marc.
   -Lo sé, pero, no sé... está bien y... ¡me encanta!
   -¿A quién no? -dijo Noelia. 
   -Ja, ja, ja. -reí. -Bueno, vamos a la cocina. 
   Caminamos un poco para llegar, pero estaba cerca. Puse las bebidas en la nevera y las patatillas las puse en un bol. Tocaron la puerta. 
   -Voy. -dije. Me acerqué con una sonrisa, Lucas estaba al otro lado de la puerta, le besé en la boca con suavidad y le invité a entrar. Fuimos los dos a la cocina, se saludaron con una sonrisa y llevamos las patatillas al salón.
   Al cabo de una hora, tocaron la puerta, Laura y Christian.
   -Hola chicos. -dije, entraron y nos sentamos en los colchones. Pusimos la película, El grito 2. La uno ya la habíamos visto, así que decidimos poner la dos. Era una película de miedo, o al menos a mí me lo daba, pero a la vez me daba risa, la chica esa me parecía muy graciosa arrastrándose por los suelos.
   La película estaba intersante, pero, tenía que agarrarme al brazo de Lucas, porqué sino me daba bastante miedo. Porqué, cuando estaba en sus brazos, nada me daba miedo, cuando su mirada se postraba en la mía y me agarraba, nada me hacía temblar. Al parecer a Laura le pasaba lo mismo con Christian, no podía soltarle, para ella, solo existía él y para mí, solo existía Lucas.
   De repente, mientras veía la película, apareció el niño debajo de un pupitre, no me lo esperé y pegué un grito, no fui la única, también asusté a Noelia. Todos se rieron, pero, a mi me daba pavor. Lucas me miró a los ojos divertido, sonrió al ver mi cara asustada y me besó, ahora ya no me centré en la película, sino en él, en su beso, en sus manos, me centré en su amor. Emezamos a besarnos, nos tumbamos tontamente en los colchones y nos empezamos a besar. Al cabo de un rato nos incorporamos, pero yo seguía pegada a él, besándole, yo seguía a su lado. Entonces un pensamiento rodeó por mi cabeza "mío, solo mío". Sí, para mí Lucas era solo mío.

jueves, 28 de octubre de 2010

10. La mudanza

   Hoy era mi último dia en el orfanato, había pasado ya seis días después de que mi tío me pidiera que furea a su casa a vivir.

   Laura estaba triste, pues ella me había cogido mucho cariño, yo también la iba a echar mucho de menos.
   -Celine, prométeme que quedaremos. -dijo mirándome a los ojos.
   -Pues claro tonta, cuando quieras te vienes a mi casa ¿vale?
   Asintió, pero seguía triste. Verla así me ponía muy mal.
   -Venga Laura, ¡quita esa cara, que parece que se ha muerto alguien! Vamos a poner una peli, a ver si así te animas. Tengo palomitas, voy ha hacerlas ¿vale? -le ofrecí intentándola animar.
   -Venga, vale. Que quiero celebrar una fiesta de despedida contigo. -dijo sonriendo.
   Laura había cambiado, el año pasado era la típica chica que solo sabía criticar... Pero este año todo era diferente, ella me había demostrado que había cambiado. Laura estaba feliz, contenta, ahora tenía amigos de verdad y un novio al que no perdería por nada del mundo.
   Hice las palomitas y encendí la tele. Cogí los CD's de las películas.
   -Bueno, ¿qué película quieres ver? -pregunté sacándole la lengua.
   -Pues no sé, me da igual.
   -Así no me ayudas. -repliqué. De repente, saqué el CD de Eclipse. Mi película favorita. -¿Y si vemos ésta? -dije mirando el CD con deseo.
   -¡Vale! Me encanta. -dijo sonriendo.
   -Ya somos dos.
   Quité la mesilla de noche que estaba en medio de las dos camas y las ajunté. Nos sentamos cogiendo una manta que nos tapaba las piernas. Cogí el mando de la tele y lo encendí y en unos minutos, la películo empezó.
   La saga de Crepúsculo era mi favorita. La encontraba exageradamente hermosa, me parecía impresionante poder dar la vida por amor. Todo lo que contenía, todos los secretos que guardar, todos los poderes... Todas las escenas, todo era maravillosamente precioso. No había saga más precisa que esa.
   Mientras cogía palomitas, llegamos a la escena dónde Bella besa a Jacob. Yo, sinceramente, quería que solo estubiera con Jacob, él era más sencillo... Pero, también sabía, que Edward era su amor, que a pesar de las complicaciones, ella le amaría a él, a pesar de todo, siempre sería Edward. Esa escena para mí fue la más dolorosa, Jacob amaba a Bella y ella jugaba en dos bandos. ¿Cómo era posible de enamorarse de dos personas? ¿Cómo era posible decir blanco y negro? Me parecía algo imposible... Pero, también sabía, que en esta vida, todo existía.
   En ese momento, me prometí que yo no sería tan tonta como Bella, que yo escogería siempre a una persona y no a dos.

   La película terminó. Fue bastante doloroso ver a Jacob en la cama, con las costillas rotas y un corazón perdido. Era terriblemente triste ver su cara. Sabía que era falso, pero, me ponía en su papel y era terriblemente triste. Me imaginé a Lucas diciéndome eso, de repente, un escalofrío recorrió mi espalda. No, eso era imposible de pensarlo, más que nada, porqué eso me mataba.
   -Me encanta esta película. -dijo Laura.
   -Sí y a mí, pero me da pena Jacob. -dije mirando el techo.
   -Y a mí, pero está claro que ella quiere a Edward.
   -Lo sé, pero.. si tanto quiere a Edward ¿por qué besa a Jacob? No se puede querer a dos personas y menos, dar ilusiones... Creo que Bella es un poco tonta. -dije ladeando la cabeza de un lado a otro.
   -No digas eso, ¿nunca te han gustado dos personas a la vez? -preguntó asombrada.
   -No, creo que eso es una tontería. O blanco o negro nunca puede haber gris. -dije pensando en la película.
   -Bueno... yo creo que si se puede, yo he querido a dos personas. Solamente que quería a uno más que a otro...
   -Sigo creyendo lo mismo.
   -Sí, sé que parece un poco tontería, pero... créeme que no lo es.
   -Si bueno... Oye Laura, tengo sueño, ¿nos vamos a dormir? -dije en medio de un bostezo.
   -Claro. Buenas noches, hasta mañana.
   Cerré los ojos y en unos minutos me dormí.
   -Sé que parece imposible, pero... le quiero. Han pasado tantas cosas, sé que me ha jodido, pero siempre ha sido él. No quiero perderle y menos ahora.
  -¿No pensarás volver a salir con él?
  -Marc, siempre ha sido él. Siento que no puedo confiar en nadie.
  -Sabes que puedes confiar en mi, y él ya sabes lo que pienso, nunca te quiso, aunque te duele es la verdad  
   -¿Ves como no puedo confiar en tí? Me lo acabas de demostrar con esas palabras. ¿Sabes lo que creo? Creo que si que me quiso, que me quiso más que a ninguna, y que me sigue queriendo, sé tambien que me necesita como yo le necesito a él, solamente cuando me mira a lo lejos, noto como le brillan los ojos como la primera vez que me beso, veo como dice que me echa de menos y como quiere besarme como nunca... pero me hizo mucho daño, tanto daño que aunque lo quiera no lo puedo perdonar, necesito tener ese orgullo, y me duele ese orgullo pero si no lo tengo, por mucho quiera, me volverá a pisar, porque todos sabemos que su única aficción es ir de flor en flor. Pero aún asi lo quiero, lo quise y lo querre toda la vida. Y sé que aunque diga que no le puedo perdonar, sé que lo haré... Porqué soy así, tan tonta, que dejo que me pisen. -dije mientras una lágrima me caía por mi mejilla.
   De repente me desperté, ese sueño me había puesto nerviosa. Miré el despertador, eran las nueve y media. En solo dos horas, esta habitación iba a dejar de ser "mí habitación" en solo dos horas, todo iba a ser distinto. Sabía que irme con mi tío era la mejor solución, pero también sabía que esta habitación había sido muy importante para mí y que siempre, la recordaría.
   Me preparé el desayuno. Me senté en la mesa y contemplé a Laura, estaba abrazando a la almoada, yo me reía de su amor hacia ella. Encendí la tele y empecé a ver una película que salía, no sabía cual era, pero parecía interesante.
   Al cabo de una hora, Laura se levantó, desayunó y colocamos las camas. Nos vestimos y al terminar me tumbé en mi cama, Laura seguía de pie, me miró. Miré el techo unos segundos y me incorporé.
   -Celine, te echaré de menos. -dijo.
   -Yo también gorda mía. -dije abrazándola de la cintura, puso sus manos en mi cabeza. Una lágrima cayó a mi cabeza, la miré.
   -No, cariño, no es para siempre, ¡sabes que puedes venir siempre a mi casa!
   -Sí, pero... es que, joder al fin que he podido ser tu amiga, te me vas... Y te echaré de menos, porqué nunca olvidaré todas las noches que hemos pasado, las tardes de risa, las fotos...
   -Ni yo, y por eso, te prometo que el próximo finde, te vienes a mi casa ¡¿vale?!
   -Vale. -dijo cambiando de cara.
   -Venga, arriba, quita esa carita triste y sonríe, ¡sonríe que tienes una habitación para ti solita! Cuidado con Christian, que ahora podéis hacer más cosas guarrillos. -dije entre risas.
   Rió.
   -Que graciosa eres, como te quiero.
   -Y yo.

   Después de despedirme de Laura. Llegó mi tío, cogí todas mis cosas y me largué. Me llevó en coche a su casa, era hermosa, era el paraíso.
   Nos adentramos, ¡tenía ascensor! Me llevó a mi cuarto, era enorme, tenía una cama de matrimonio con sábanas lilas. La pared pintada de un blanco canela. El suelo era de parquet, y un armario inmenso. Me cabían por lo menos mil prendas ahí dentro. Sonreí a mi tío, le abracé.
   -Es el mejor cuarto del mundo.
   -Me alegro que te guste. Ya si eso más tarde o mañana, buscamos muebles para decorarlo y todo.
   -Gracias.
   -Bueno, yo voy a ordenar unas cuantas cosas, puedes hacer lo que quieras, si quieres cambiar algo de sitio, hazlo o avísame.
   Cerro la puerta. Me tumbé en la cama, era todo perfecto. Tenía un novio al que amaba con todas mis fuerzas, tenía dos amigas que sabía que no las iba a perder, un tío que me protegía como ninguno... Nada malo se me apareció por la cabeza, pero me equivoqué, había algo malo en todo eso, algo que no podía cambiar; Jared.






9. El mejor cumpleaños.

   Hoy era mi cumpleaños. No tenía ganas de celebrar nada. Laura se había ido con Christian de acampada tres días. Desde el día que Jared estuvo hablando conmigo no había nada que me diera más miedo. Todos los temores que se me esfumaron al largarse, aparecieron cuando él llegó. Volví a llorar por verle. Sabía que todo había cambiado, pero solo imaginarme volver a estar junto a él, me producía pavor. En efecto, Lucas no sabía nada, él le odiaba, era mejor callarse ¿no creéis?
   En medio del silencio, con ganas de llorar, decidí llamar a Lucas, él era el único que podía sacar en mí la sonrisa.
   -¿Lucas? -pregunté a través del teléfono.
   -Un momento cariño, cuenta hasta diez. -dijo entre risas.
   -Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve y...
   -Ring. -sonó el timbre de la habitación. Miré a través de la mirilla, ahí estaba él, con una sonrisa en la cara y un paquete en la mano. Abrí la puerta, se abalanzó sobre mí y me besó.
   -Lucas, no tenías porqué comprarme nada. -dije.
   -¿Cómo que no? Además, hoy cumplimos nuestro primer mes, ¿enserio crees que no hacía falta? Este regalo es por tu cumpleaños y el otro, por nuestro mes. -dijo con una sonrisa. No lo pude evitar, le besé acariciándole la nuca y le abracé lo más fuerte posible.
   -Eres genial, de verdad. Lucas. -de repente, una lágrima recorrió mi mejilla. Jared volvió a aparecer por mi mente, solo quise llorar y caer a los brazos de Lucas. En efecto, lo hice.
   -Oh, cariño, ¿qué te pasa? No me asustes. -dijo sorprendido a mi abrazo y mis llantos.
   No tenía pensado contarle nada, pero, la mentira iba a ser peor.. Era mejor que Lucas supiera toda la verdad.
   -Verás... -comencé mientras me quitaba algunas lágrimas. -El otro día, cuando me dejaste en casa, había una persona sentado en las escaleras del orfanato... Era, Jared, quiso hablar conmigo, lo consiguió... Pero, después de que me contara mil escusas, subí, no quería volver a verle... Sé que no debería ni haberle escuchado, pero, tenía tanto miedo que... -empecé a llorar, me apretó fuerte contra su pecho.
   -Cariño... Sé que ese imbécil te ha hecho mucho daño. Pero no temas, te juro que ese chaval no te va a tocar, porqué antes tendrá que pasar por el increíble Lucas. -dijo para hacerme reír, lo consiguió.
   -Lucas, yo solo quiero que tú estés conmigo. -dije abrazándole fuerte contra mí.
   -Cielo, eso no temas, porqué, no me verás irme, nunca. -dijo besándome el pelo.
   -¿Qué lo harás cuando tenga los ojos cerrados? -dije chistosa. Me pegó un golpe suave en el hombro.
   -Nunca. -dijo. Le besé.
   -Ahora toma tu regalo.
   Lo cogí, habían dos bolsas, en una ponía: Nuestro primer mes. Y en la otra: Felicidades cariño. Comencé con la de nuestro primer mes. Quité el papel de regalo. De repente, mi corazón empezó a palpitar. Era el mejor regalo que nadie me había hecho. Era un corcho con nuestras fotos, estaban las fotos de cuando éramos amigos, en la playa, después cuando salimos, había fotos de todo tipo, y en todas sonreía, se notaba que a su lado, todo era posible. Sin pensármelo dos veces, le besé con fuerza.
   -Me alegro que te guste cariño.
   Cogí el otro regalo, dentro había unos pantalones tejanos de color negro, preciosos.
   -Te quiero. -dije lentamente. 
   -Yo también.
   De repente, en mi bolsillo del pantalón, se escucha una música de fondo: Wha- wha- what did she say. Mmmm whatcha say. Mmm that you only meant well?
Antes de que la canción siguiese, lo cogí.
-¿Sí?
-¡Celine! Felicidades cariño. -mi tío.
-Hola Lenny. -dije en un suspiro. Hacía un año que no le veía, le echaba de menos. Él era el tío al que más quería... y al que más lejos tenía.
-¿Que te pasa cariño? Hoy es tu cumpleaños, ¡anímate! -dijo con un tono muy alegre. Que lástima que no comprendiera que yo no era feliz si él no venía tampoco este cumpleaños.
-Es que... no sé si quiero celebrar algo tío. -dije sinceramente. Lucas me miró con cara asesina.
-Pues más te vale que quieras celebrar algo, porqué yo no he venido desde California a Forks para ver a mi sobrina favorita tumbada en la cama. 
De repente, una sonrisa dibujó mi cara. ¿Mi tío había venido? Una energía apareció en mí.
-¿Has venido a Forks? -dije de repente cambiando el tono de voz.
-Pues claro, no pude venir tu cumpleaños pasado... Pero este no me lo pierdo. Además, tengo una gran sorpresa para ti. 
-¡Gracias!  
-Bueno cielo. Cuelgo, en veinte minutos estaré en el orfanato ¿vale?
-Sí, pero, yo estoy con un amigo, ¿te importa que se venga?
-Pues claro que no, cuanta más gente mejor, además, llama a Marc, que seguro que le hará ilusión.
-Vale. Cuidate.
Colgué, de repente, una sonrisa dibujó mi cara, a Lucas también.
-¿Ves como no es tan malo que sea tu cumpleaños? -dijo con una sonrisa.
-Sí... Oye, voy a llamar a Noelia y a Marc, para que se vengan con nosotros, ¿te importa? -dije. Negó con la cabeza. -. Vale, pues me voy a vestir. Espérame aquí.
Cogí los pantalones que me había regalado Lucas, me fui hacía el armario, lo abrí y busqué una camiseta, encontré una de manga corta, con un corazón en medio y una cámara. Cogí mi sudadera negra que tenía escrito: You are forever. Acto seguido pensé en Lucas, sonreí y me fui al baño.
Me vestí en cinco minutos, cogí un momento el móvil y les llamé. Acordamos que vinieran en diez minutos. Cogí el lápiz de ojos y me hice la raya. Me puse las converse y salí.
Lucas me miró con una gran sonrisa.
-Preciosa. -dijo cogiéndome de la mano estirándome hacia el, pegué mi cintura en su cabeza, le miré desde arriba. Sonrió y se levantó, le miré desde abajo, me cogió delicadamente de las mejillas y se inclinó, me besó con dulzura. -Sí, él era el chico que esperaba, Lucas era la persona que deseaba tener después de tanto tiempo. -De repente, alguien tocó el timbre, le besé en la mejilla y fui a abrir. Marc y Noelia estaban ahí, me sonrieron y me dieron un abrazo.
-Felicidades mi niña. -dijo Noelia. Me dio un abrazo.
Miré a Marc.
-Felicidades Celine. -dijo, le abracé a pesar de que él no se lo esperase. Me correspondió el abrazo. Le echaba de menos, Marc era mi mejor amigo y no quería perderle.
Me dieron los regalos. Esperamos cinco minutos y alguien volvió a llamar. Abrí la puerta, mi tío estaba ahí, con una sonrisa. Le abracé fuertemente, él era lo que quería que estuviera conmigo en este día.
-Bueno chicos, ¿nos vamos a una cafetería y os invito a algo? -dijo con una sonrisa mi tío. De repente miró a Lucas.
-A ti no te conozco ¿verdad? -dijo mirándole.
-No... Soy Lucas, nuevo en el instituto. Encantado. -dijo estrechándole la mano.
-Igualmente. -dijo con una sonrisa. Miró a Marc. -. Cómo has crecido, hace tiempo que no nos vemos. Y tú Noelia, al final has vuelto, que alegría.
-Sí. -dijo tímidamente.

Llegamos a la cafetería, nos sentamos en una mesa de afuera. Yo pedí un batido de nata, Marc de chocolate, Noelia de Fresa y Lucas de nata también. Mi tío se pidió un café con leche.
-Bueno, ¿que os contáis? -dijo Lenny.
-Pues no sé, han pasado tantas cosas. -dijo Marc con una sonrisa.
-Yo tengo una cosa que decir... -dijo mi tío. -Bueno, desde el año pasado estuve pidiendo que me enviaran aquí para trabajar... No lo conseguí, pero ya me lo han dado, me han ofrecido un trabajo aquí. Estuve buscando casas y tal, he encontrado una casa muy grande. La he comprado y bueno... he venido a vivir aquí. 
De repente, una lágrima me cayó, la felicidad que sentía era inmensa. Le abracé con fuerza, en efecto, era el mejor.
-Bueno Celine, mi regalo no es material... te lo tienes que pensar muy bien, tienes que saberlo ¿vale? Si dices que no... no te preocupes. -dijo con una sonrisa.
-Dime tío. -dije.
-Pues, tengo el permiso para que vengas a mi casa a vivir. Que te vayas del orfanato... Bueno, mi regalo es si te quieres venir a vivir conmigo. -dijo. 
Me quedé pálida, no me lo esperaba. Sonreí.
-Pues claro que sí. -todos me abrazaron. Sí, este era el mejor cumpleaños de todos.