jueves, 28 de octubre de 2010

10. La mudanza

   Hoy era mi último dia en el orfanato, había pasado ya seis días después de que mi tío me pidiera que furea a su casa a vivir.

   Laura estaba triste, pues ella me había cogido mucho cariño, yo también la iba a echar mucho de menos.
   -Celine, prométeme que quedaremos. -dijo mirándome a los ojos.
   -Pues claro tonta, cuando quieras te vienes a mi casa ¿vale?
   Asintió, pero seguía triste. Verla así me ponía muy mal.
   -Venga Laura, ¡quita esa cara, que parece que se ha muerto alguien! Vamos a poner una peli, a ver si así te animas. Tengo palomitas, voy ha hacerlas ¿vale? -le ofrecí intentándola animar.
   -Venga, vale. Que quiero celebrar una fiesta de despedida contigo. -dijo sonriendo.
   Laura había cambiado, el año pasado era la típica chica que solo sabía criticar... Pero este año todo era diferente, ella me había demostrado que había cambiado. Laura estaba feliz, contenta, ahora tenía amigos de verdad y un novio al que no perdería por nada del mundo.
   Hice las palomitas y encendí la tele. Cogí los CD's de las películas.
   -Bueno, ¿qué película quieres ver? -pregunté sacándole la lengua.
   -Pues no sé, me da igual.
   -Así no me ayudas. -repliqué. De repente, saqué el CD de Eclipse. Mi película favorita. -¿Y si vemos ésta? -dije mirando el CD con deseo.
   -¡Vale! Me encanta. -dijo sonriendo.
   -Ya somos dos.
   Quité la mesilla de noche que estaba en medio de las dos camas y las ajunté. Nos sentamos cogiendo una manta que nos tapaba las piernas. Cogí el mando de la tele y lo encendí y en unos minutos, la películo empezó.
   La saga de Crepúsculo era mi favorita. La encontraba exageradamente hermosa, me parecía impresionante poder dar la vida por amor. Todo lo que contenía, todos los secretos que guardar, todos los poderes... Todas las escenas, todo era maravillosamente precioso. No había saga más precisa que esa.
   Mientras cogía palomitas, llegamos a la escena dónde Bella besa a Jacob. Yo, sinceramente, quería que solo estubiera con Jacob, él era más sencillo... Pero, también sabía, que Edward era su amor, que a pesar de las complicaciones, ella le amaría a él, a pesar de todo, siempre sería Edward. Esa escena para mí fue la más dolorosa, Jacob amaba a Bella y ella jugaba en dos bandos. ¿Cómo era posible de enamorarse de dos personas? ¿Cómo era posible decir blanco y negro? Me parecía algo imposible... Pero, también sabía, que en esta vida, todo existía.
   En ese momento, me prometí que yo no sería tan tonta como Bella, que yo escogería siempre a una persona y no a dos.

   La película terminó. Fue bastante doloroso ver a Jacob en la cama, con las costillas rotas y un corazón perdido. Era terriblemente triste ver su cara. Sabía que era falso, pero, me ponía en su papel y era terriblemente triste. Me imaginé a Lucas diciéndome eso, de repente, un escalofrío recorrió mi espalda. No, eso era imposible de pensarlo, más que nada, porqué eso me mataba.
   -Me encanta esta película. -dijo Laura.
   -Sí y a mí, pero me da pena Jacob. -dije mirando el techo.
   -Y a mí, pero está claro que ella quiere a Edward.
   -Lo sé, pero.. si tanto quiere a Edward ¿por qué besa a Jacob? No se puede querer a dos personas y menos, dar ilusiones... Creo que Bella es un poco tonta. -dije ladeando la cabeza de un lado a otro.
   -No digas eso, ¿nunca te han gustado dos personas a la vez? -preguntó asombrada.
   -No, creo que eso es una tontería. O blanco o negro nunca puede haber gris. -dije pensando en la película.
   -Bueno... yo creo que si se puede, yo he querido a dos personas. Solamente que quería a uno más que a otro...
   -Sigo creyendo lo mismo.
   -Sí, sé que parece un poco tontería, pero... créeme que no lo es.
   -Si bueno... Oye Laura, tengo sueño, ¿nos vamos a dormir? -dije en medio de un bostezo.
   -Claro. Buenas noches, hasta mañana.
   Cerré los ojos y en unos minutos me dormí.
   -Sé que parece imposible, pero... le quiero. Han pasado tantas cosas, sé que me ha jodido, pero siempre ha sido él. No quiero perderle y menos ahora.
  -¿No pensarás volver a salir con él?
  -Marc, siempre ha sido él. Siento que no puedo confiar en nadie.
  -Sabes que puedes confiar en mi, y él ya sabes lo que pienso, nunca te quiso, aunque te duele es la verdad  
   -¿Ves como no puedo confiar en tí? Me lo acabas de demostrar con esas palabras. ¿Sabes lo que creo? Creo que si que me quiso, que me quiso más que a ninguna, y que me sigue queriendo, sé tambien que me necesita como yo le necesito a él, solamente cuando me mira a lo lejos, noto como le brillan los ojos como la primera vez que me beso, veo como dice que me echa de menos y como quiere besarme como nunca... pero me hizo mucho daño, tanto daño que aunque lo quiera no lo puedo perdonar, necesito tener ese orgullo, y me duele ese orgullo pero si no lo tengo, por mucho quiera, me volverá a pisar, porque todos sabemos que su única aficción es ir de flor en flor. Pero aún asi lo quiero, lo quise y lo querre toda la vida. Y sé que aunque diga que no le puedo perdonar, sé que lo haré... Porqué soy así, tan tonta, que dejo que me pisen. -dije mientras una lágrima me caía por mi mejilla.
   De repente me desperté, ese sueño me había puesto nerviosa. Miré el despertador, eran las nueve y media. En solo dos horas, esta habitación iba a dejar de ser "mí habitación" en solo dos horas, todo iba a ser distinto. Sabía que irme con mi tío era la mejor solución, pero también sabía que esta habitación había sido muy importante para mí y que siempre, la recordaría.
   Me preparé el desayuno. Me senté en la mesa y contemplé a Laura, estaba abrazando a la almoada, yo me reía de su amor hacia ella. Encendí la tele y empecé a ver una película que salía, no sabía cual era, pero parecía interesante.
   Al cabo de una hora, Laura se levantó, desayunó y colocamos las camas. Nos vestimos y al terminar me tumbé en mi cama, Laura seguía de pie, me miró. Miré el techo unos segundos y me incorporé.
   -Celine, te echaré de menos. -dijo.
   -Yo también gorda mía. -dije abrazándola de la cintura, puso sus manos en mi cabeza. Una lágrima cayó a mi cabeza, la miré.
   -No, cariño, no es para siempre, ¡sabes que puedes venir siempre a mi casa!
   -Sí, pero... es que, joder al fin que he podido ser tu amiga, te me vas... Y te echaré de menos, porqué nunca olvidaré todas las noches que hemos pasado, las tardes de risa, las fotos...
   -Ni yo, y por eso, te prometo que el próximo finde, te vienes a mi casa ¡¿vale?!
   -Vale. -dijo cambiando de cara.
   -Venga, arriba, quita esa carita triste y sonríe, ¡sonríe que tienes una habitación para ti solita! Cuidado con Christian, que ahora podéis hacer más cosas guarrillos. -dije entre risas.
   Rió.
   -Que graciosa eres, como te quiero.
   -Y yo.

   Después de despedirme de Laura. Llegó mi tío, cogí todas mis cosas y me largué. Me llevó en coche a su casa, era hermosa, era el paraíso.
   Nos adentramos, ¡tenía ascensor! Me llevó a mi cuarto, era enorme, tenía una cama de matrimonio con sábanas lilas. La pared pintada de un blanco canela. El suelo era de parquet, y un armario inmenso. Me cabían por lo menos mil prendas ahí dentro. Sonreí a mi tío, le abracé.
   -Es el mejor cuarto del mundo.
   -Me alegro que te guste. Ya si eso más tarde o mañana, buscamos muebles para decorarlo y todo.
   -Gracias.
   -Bueno, yo voy a ordenar unas cuantas cosas, puedes hacer lo que quieras, si quieres cambiar algo de sitio, hazlo o avísame.
   Cerro la puerta. Me tumbé en la cama, era todo perfecto. Tenía un novio al que amaba con todas mis fuerzas, tenía dos amigas que sabía que no las iba a perder, un tío que me protegía como ninguno... Nada malo se me apareció por la cabeza, pero me equivoqué, había algo malo en todo eso, algo que no podía cambiar; Jared.






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