martes, 12 de octubre de 2010

8.La sorpresa inesperada!


   Hoy me desperé sin ganas de hacer nada. Dos días, sí. Hoy faltaban dos días para mi fantástico cumpleaños... Dos días para volver a sentir ese vacío en los ojos sin ellos. Lo único qued me importaba de ese día, cumplía mi primer mes con Lucas.
   Hoy era uno de esos días encapotados, con viento a todas direcciones, días que no tienes ganas de nada, días de sentir el mundo encima y tumbarte en la cama, cerrar los ojos y desaparecer un rato, sí, hoy me sentía así.
   Había quedado con Lucas para ir a dar una vuelta, pero entre el viento y mis pocas ganas, no sabía si deshacer los panes. Pero Lucas fue más habil que yo, él sabía que hoy no me encontraba bien, por eso vino media hora antes de la cita previa al horfanato.
   -Ding. -sonó mi timbre. Laura se había hido con Christian dos días a Nueva York. Mi lugar favorito de Estados Unidos, que morro.
   -¿Sí? -pregunté tontamente detrás de la puerta.
   -Yo. -dijo Lucas. ¿Cómo? ¡Habíamos quedado media hora más tarde! Abrí la puerta.
   -¿Qué haces aquí? -típica pregunta. -pensé-
   -Pues que sabía que no tenías ganas de nada, y he decidido traerte la diversión. -dijo con ganas de jugar. Vale, me había alegrado, no cabía duda... Pero, eso no quitaba seguir teniendo ganas de algo...
   -Lucas, no me encuentro bien. -dije tumbándome en la cama.
   -Te quiero. -me hizo callar con un beso. Maldito truco.
   -Lucas... -reproché. Me volvió a besar.
   -Hasta que no sonrías y me digas que me quieres; no voy a parar. -me amenazó con una cara de pícaro.
   -Te quiero. -dije sin ganas. Me volvió a besar.
   -No me basta. -se tumbó encima mía y me volvió a besar.
   -¡TE QUIERO! -exclamé con ganas.
   -¡Mucho mejor! -dijo con una gran sonrisa. Me abrazó con fuerza contra su pecho y me mordió la mejilla. Me hizo daño.
   -¡Aah! -exclamé. -¿Qué haces tío? -dije un poco borde.
   -Ei, menos, que yo no soy tu tío. -hizo una pausa, volvió a sonreír. -Soy tu novio. -me volvió a besar y se tumbó a mi lado. Sí, definitivamente, era genial.


   Por otro lado.
   -Son sueños rotos que aparecen en la nada. -escribe en un papel. -Apareciste en mi cuento de hadas, fuiste mi princesa y yo tu príncipe. Bajo las estrellas del campo, juramos amor eterno, ese que nunca termina. Juré amarte siempre, cumplí mi promesa, nunca dejé de amarte; pero me equivoqué al creer que tú siempre me amarías. Pues fui un imbécil. Quise creer que me amabas tanto que nunca me olvidarías... Y al confiar en mí mismo, me equivoqué y te perdí. Sueño cada día en volverte a ver, en el mismo sitio donde te besé, donde te prometí todo aquéllo... Dónde te conté mis sueños y mis esperanzas a tú lado. Créeme, nunca te olvidé... Solo me pasé de la raya.
   -Jared, deja de hacer el bago en tu habitación. Nos hemos mudado hace muy poco y estás todos los días escribiendo... ¿No tenías una amiga? ¡Ves a verla! -exclamó su madre.
   -Sí... pero no sé donde vive, ¡mamá, sabes que hace un siglo que no hablo con ella! -dijo recordando los momentos vividos con esa hermosa chica.
   -Sabes que su tío era mi amigo, le puedo llamar, seguimos teniendo contacto, si quieres le pregunto.
   Su cara palideció. En el fondo, deseaba que eso pasara.
   -Vale, pero que conste. La idea es tuya. -dijo finalmente. Su madre se fue con una sonrisa y acto seguido llamó a Lenny, el tío de Celine.
   Pocos minutos después, se dieron las direcciones. Celia, la madre de Jared, le obligó a ir al horfanato para que viera a Celine.
   Se vistió con rapidez y se fue de casa. Llegó en unos minutos, quizá llegaba a la hora. Se aproximó al orfanato. Miles de timbres se veían al lado de la puerta. Pero un policía me miraba.
   -Perdone, estoy buscando el timbre de Celine Anson.
   -Ahora lo miro.
   El policía se puso detrás de un mostrador y empezó a sacar papeles. Me miró.
   -Perdone, pero, ¿cuantos años tiene...  Celine?
   -Quince años. 
   Volvió a mirar un montón de páginas, hasta que encontró una. Sí, salía Celine en la foto.
   -Es la habitación dos cientos cincuenta. Pero, ¿usted quien es? -pregunto.
   -Un amigo que se mudó hará un año... Y mi madre habló con su tío para que fuera a verla. Si quiere le llamo para asegurarse. -dijo Jared con seguridad.
   -Vale, no es que no confíe en usted, pero... por motivos de seguridad.
   Cogí mi móvil y llamé a Lenny.
   -¿Sí? -se escuchó a través del teléfono.
   -Lenny, soy Jared, que el policía necesita su permiso para que sepa que he venido a ver a Celine. -dijo con una sonrisa. Le pasó el teléfono y empezaron ha hablar. En unos segundos colgaron.
   -Puede subir, es la segunda planta. 
   -Gracias.
   Cogí mi móvil y me fui a la segunda planta. Toqué el timbre. Nadie contesto, pero de repente, se abrió la puerta.
   -¿Sí? -dijo una chica con el pelo negro y unos ojos azules. 
   -Perdona, ¿Celine? -dijo él.
   -No... se ha ido. Vendrá más tarde. ¿Le digo algo? -preguntó.
   Negó con la cabeza y se dio media vuelta. La chica cerró la puerta y se fue.

   -¡Lucas! Suéltame. -dije entre risas. Estábamos volviendo hacia el orfanato, sí, Lucas había conseguido hacerme salir.
   -Vale... pero, esto te costará un precio. Dos besos. -replicó. Sonreí y se los di con una sonrisa.
   Llegamos a la puerta del orfanato. Un chico estaba sentado en las escaleras, con la capucha, estaba empezando a llover. Me despedí de Lucas; el chico seguía ahí con la mirada perdida, pero entonces, nuestras miradas se cruzaron, me resultó familiar. Volví a besar a Lucas y esperé a que se alejara. Ya no le veía, había desaparecido entre el callejón. Suspiré y me hice una sonrisa a mí misma. Me fui acercando a las escaleras. De repente, el chico se puso en pie, se quitó la capucha y me puso la mano en mi hombro. Le vi la cara. Jared, de repente, me entró la necesidad de salir corriendo a cualquier lugar. Pero mi necesidad, se transformaron en lágrimas, empecé a llorar, le pegué una hostia en la mano de Jared y salí corriendo. Pero la lluvia era muy potente y tropecé contra el suelo. Jared vino corriendo y me ofreció su mano.
   -No necesito tu ayuda. -dije entre llantos. Me levanté sin su ayuda y me sacudí, maldita ironía, era agua...
   Me di media vuelta y volví hacia el orfanato. Había dado la vuelta tontamente... pero, era lo único que se me había ocurrido.
   -¡Celine! -gritó. Seguí hacia adelante, no tenía ganas de mirarle a la cara. Pero, de repente una buena pregunta me vino a la cabeza, me giré con brusquedad.
   -¿¡Por qué has regresado!? -dije mientras se me escapaba un sollozo.
   -Yo... lo siento, pero, joder Celine, ¡no es fácil! 
   -¿Y lo dices tú? ¡Aquí el único que no debería estar eres tú! Sobras, ¡no existes para mí! ¿Lo entiendes? ¿¡Sabes lo que es llorar día y noche por una persona sin sentido!? Sabiendo que nunca te ha querido, que nunca será la misma...
   -¿Crees que yo no he sufrido?
   -Já, maldita ironía. Pues no será por mí.
   -Sí, joder Celine, que yo te amo, ¿lo entiendes? -dijo mientras se secaba los ojos. Que idiotez, si estaba lloviendo, ¿de que servía?
   -Pues si me has amado, no sé como me lo has podido demostrar. -me di media vuelta.
   -Me fui de la ciudad, me fui para no verte, hice caso tu petición, me suplicaste que me fuera y así hice... ¡Mentí a mis padres por ti! Cambié de amigos, colegio, ciudad... y todo por ti, ¿no te basta?
   -No... Has vuelto, has vuelto a esta puta ciudad. ¡Nada tiene sentido! 
   -Celine, solo quiero que sepas que te quiero. -dijo en un sollozo. Sí, el también empezó a llorar.
   -Pues para mí que sigues en una farsa... Admítelo Jared. Nunca me has querido. -dije, esta vez lo tenía claro. Me di media vuelta y me fui para no verle la cara, bastante me había mojado por él...
   -¡Celine! -exclamó. Pero esta vez, me hice la sorda y entré al orfanato. Cerré la puerta y llegué a la habitación. Laura me miró atónita pero no me dijo nada. Me duché y me tumbé en mi cama para no despertarme durante una temporada larga.

1 comentario:

  1. Mehe enganxado a tu historia desde elprimer capitulo!!! estoy deseando leer mas!!!

    Un besazo

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