martes, 21 de septiembre de 2010

4.Recuerdos!(:

Aquélla misma noche no podía dormir. Me vinieron a la mente todos los recuerdos con Jared. Los buenos y los malos. No debería haberle dicho nada… y menos eso. Nadie sabía lo que había llegado a pasar con él, nadie. Excepto Lucas. Quizá sería porque necesitaba desahogarme. Poco después del accidente de mis padres, Jared comenzó las drogas y medio año después, lo dejamos…
Pensé en denunciarle, pero… ¿de qué servía? Ya estaba hecho, por una maldita denuncia no iba a significar recuperar mi dignidad… Las lágrimas derrochadas por él… Por mucho que le denunciara, solo sería un papel. Tampoco lo hice porqué tenía miedo, me sentía una mierda… No tenía ganas de existir, eso no haría nada.

-Celine. –dijo Jared con una sonrisa, me giré y le sonreí mientras le cogía la mano. -¿Sabías que yo te quiero verdad?
Sonreí lo más fuerte posible. Le apreté la mano y le abracé.
-Sí, te quiero, lo juro Jared, no sé que sería sin ti…
-Siempre juntos, siempre juntos. No lo olvides.
Le abracé lo más fuerte posible y le besé.
Otro recuerdo vino a mí. Jared había sido muy importante, lo admito… Pero, también fue mi peor pesadilla… Le quería tanto que, no podía hacerle daño. Al principio todo eran flores, mariposas… Un mundo genial, hasta que… Un día bebió, y bebió… Y se acostumbró, hasta el punto que cambió de tal manera que ya era irreconocible… Yo seguía queriéndole, pero… ya no era lo mismo, ahora el me ería, siempre lo hacia… Y dejaba que me pisara.
Me tumbé en la cama olvidándome de todo, o al menos, intentándolo. Cerré los ojos y pensé en dejar de existir un rato.
Ese era Jared. Pero, estaba sucio, parecía diferente, parecía agresivo.
-Celine, cariño ven conmigo. –grito desde lo lejos. En efecto, era él. Estaba rodeado de gente, demasiada gente que no me gustaba. Pero, le obedecí y me acerqué lentamente, con precaución. Tenía miedo, pero, era Jared. ¿Qué me iba ha hacer?
-Hola. –pronuncié delicadamente.
-¿Ésta es tu piba? –preguntó uno de sus colegas.
-Sí, ¿está buena eh? Pues es solo mía, mía y mía. –yo no soy de nadie, ya no. –pensé-.
-Bueno Jared, me voy, llego tarde. Ya hablamos mañana, cuando no apestes a alcohol y tabaco.
Me cogió del brazo, me lo agarró con brusquedad y me estiró hacia él. Intenté soltarme, pero me apretó tanto que me llegó ha hacer un cardenal.
-Te acompaño a casa. –dijo. Asentí con miedo. Quería llorar, pero eso solo empeoraría las cosas.
Se dirigió hacia un callejón sin salida, pensé que se abría equivocado, ya que estaba borracho. Pero se paró en seco y me sonrío ferozmente. Quise apartarme, pero no me dejaba moverme.
-Cariño, sabes que aquí no habrá nadie en toda la noche ¿verdad?
-Sí... Pero por favor Jared, llévame a casa. Te lo suplico.
-Te llevaré a casa, pero después de pasarlo bien.
Y acto seguido me fue desabrochando los pantalones. Le pegué una ostia en la cara, pero eso no lo frenó, al contrario, lo puso más y más agresivo. Cuando me bajó los pantalones, se desabrochó los suyos y se ajuntó a mí.
-¡Obseso sexual! Para. –exclamé con mucho miedo.
-Celine, podemos hacerlo por las buenas o por las malas. Tú decides.
Empecé a llorar por dentro y a gritar. Se me escapó un sollozo, pero el ni se inmutó. Me subió la camiseta hasta que tenía en vista el sujetador. Me los lamió con mucho placer, pero yo solo sentí dolor e impotencia. Me bajó las bragas y se bajó los calzoncillos. Se aproximó a mí y me violó. Quise llorar y apartarme de él. Pero el dolor seguía dentro, las lágrimas recorriendo mi seguían ahí. Yo pude ver como él disfrutada a mi costa, pero yo solo podía llorar. Hasta que me armé de valor y le pegué un empujón. Cayó al suelo y me vestí rápidamente. Salí corriendo mientras me ponía la camiseta. Pero de repente apareció por mi espalda y me empujó al suelo. Caí y lloré. Me pegó una ostia en la cara. Eso no me dolió, lo que me dolió era ver lo que había hecho de mí, lo mierda que me había tratado, lo imbécil que me sentía. Lo mierda que era.
Me pegó una patada y me escupió, me acurruqué a mi cuerpo y lloré. Cerré los ojos y dejé que todo desapareciera. Ojalá me hubiera matado, en vez de dejarme así, destrozada, con lágrimas en los ojos, sola, perdida, sin nadie.
De repente mis lágrimas volvieron a caer en mí. No pude evitar acordarme. Empecé a llorar y me abracé con fuerza. Pero de repente se abrió la puerta, Laura. Al verme, se impresionó y vino corriendo hacia mí.
-Celine, ¿qué te pasa?
Empecé a llorar, y le abracé, no pude evitarlo, pero ella no se apartó.
-¿Te han hecho algo? ¿Llamo a alguien?
Negué con la cabeza.
-Ya esta, estoy mejor… Solo quería desahogarme. Lo siento.
-Nada, tranquila.
Pero de repente, vi que Laura también tenía el rímel corrido. Ella también había llorado hoy.
-Laura ¿tú estás bien?
-Tampoco es nada, es solo que… Cristian y yo lo hemos dejado hace un rato… y no me siento muy bien.
Me quedé asombrada. Cristian y ella eran como uña y carne, cuando faltaba uno, no podía estar el otro… Eran como almas gemelas, llevaban dos años saliendo.
-¿Por qué?
-Pues… porqué Cristian cree que me gusta otro chico… Él es muy celoso, demasiado… y ahora siempre estoy con un amigo, pero no porqué me guste, sino porqué es mi amigo… y él cree que a mí me gusta él… Lleva así dos meses, y ya no podía más. Necesitaba decirle basta, y como no, dijo que si no quería que se pusiera así es por algo… Y dije: ¿A sí? Pues lo dejamos, si tanto desconfías de mí. Y me fui… ¿Crees que he hecho bien?
-Sí. Creo que has hecho lo mejor… Si dejas que te domine será peor.
-Gracias –dijo en un suspiro.-. Oye Celine, sé que no es que hayamos sido muy amigos éste último año… Pero, me gustaría pedirte perdón si me he portado cómo una inmadura… ¿Amigas? –dijo dándome la mano. ¿La acepto?
-Sí, no hay problema. –dije estrechándole la mano. Sí, mejor ser amigas. Me dio un abrazo y se lo devolví.

No hay comentarios:

Publicar un comentario